Historias celestes... por Víctor J. Hernández
Historias celestes
Víctor J. Hernández Bru
Lo ha intentado Cisco, metiendo un pase de gol para que Salva Sevilla remate la salvación; y Angelito González Becerra, con un centro desde la banda para ver si lo remataba Toedtly de cabeza; y también Cristian, con una galopada por la izquierda, centrando atrás para la llegada de Jorge Molina; pero nada parece evitar la sentencia: al Poli Ejido se le va la vida.
Es cuestión de vida o muerte y Sunny, al que le sobra, ha querido darle oxígeno, pero el enfermo lo rechaza. Ríos y José Sevilla han intentado achicar agua en el área chica, pero el barco parece destinado a hundirse, a pesar de los esfuerzos de Kike Burgos por sacar balones de dentro de la portería y de Pablo Guede de empujarlos hacia la contraria.
He visto a Juli dejándose media vida desde la diestra y a Luis Gil desde la siniestra, pero parece en vano. Juanma Ortiz no ve la portería, Vizcaíno no encuentra ya a Rafa Rodríguez y López Ramos ha dejado de ser un seguro de vida.
Los rivales ya no encuentran dificultades para sobrepasar a Tena y Robusté, Raúl Domínguez se ha cansado de despejarlo todo, Pedro Vega ya no encuentra el centro perfecto y Curro Vacas ha apagado el cuenta-kilómetros.
A Moreno se le esfumó la magia, a Patri el guante en la derecha y a Víctor Salas la imaginación; Marc Bernaus ha clausurado la autopista de la banda zurda y Raúl Torres se ha dejado en casa la constancia.
Usero y Katxorro ya no lo intentan en la larga distancia, Charpenet ha abandonado su segura sonrisa y Antoñito ha olvidado su eterno atrevimiento. Juan Díaz ya no ve el pase claro, Velasco tiene miedo a subir por su carril, Calado se ha arrancado los galones de ‘kaiser’ de su casaca y Marco Navas ha despegado el balón de su pie derecho.
Poschner ya no manda en el círculo central y Sandro no lo hace en la medialuna del área; Vucko ya no pesca en ríos revueltos en la meta contraria, Gorri no echa el cierre en la suya y Sergio Cruz ya no lo remata todo hacia dentro.
El Poli se muere y nadie parece poder evitarlo. Antonio Tapia ya no presenta el aspecto de eterno salvador. Nada parecen poder hacer la seguridad y sobriedad de Paco Herrera, la brujería de Castro Santos, la imaginación de Quique Setién, el oficio de Pepe Mel, el conocimiento de Salmerón, la experiencia de Julián Rubio, la ofensividad de Luis César o los ases en la manga de Lucas Cazorla.
Atrás van a quedar, si no hay milagro, el 5-0 ante el Villarreal y la Copa ante el Español, el gol de Patri ante el Calahorra y el de Angelito frente al Rácing; las campañas de socios, las gradas supletorias, el cambio al nuevo Santo Domingo, las benditas locuras celestes y las hazañas del filial. Para el libro de historia quedará el Poli de Gabi Hidalgo, de las peñas Pillatigres, Multicolor y compañía, de los viajes multitudinarios y de la difusión de una bendita tierra de currantes por toda España. Esto se acaba, si no hay remedio. Ha sido bonito. Una bonita historia celeste.
Publicado por Víctor J. Hernández Bru
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