Real Madrid-Barcelona, planteamientos y tantas mentiras.
Cuando se juega un partido contra este F.C. Barcelona tienes que tener muy claro que la posesión de balón será de ellos. Seas el Arsenal, el Manchester United o el Real Madrid de los infinitos millones de euros invertidos en las últimas temporadas. Es más, discutirle la posesión a este equipo será perder porque el club catalán no sólo dominará la mayoría del tiempo sino que su peligro máximo llegará cuando tú inicies la jugada. La transición ataque-defensa del Barcelona es fortísima y es habitual verle romper un partido gracias a una recuperación en primera línea.
Por lo comentado en el parrafo anterior, para competir contra el Barça, la posesión es un enemigo y muy peligroso. Las pérdidas en la salida del juego están prohibidas y por tanto la transición ofensiva debe ser rápida, sin florituras e intentando llevar el balón a campo contrario. El Inter de Milán (3-1) planteó un partido perfecto y muchas veces a partir de la pérdida voluntaria; robaba el balón y buscaba la espalda de los laterales sabiendo que en la mayoría de ocasiones no conseguiría el objetivo por lo que plantaba al mediapunta lateral, a Sneijder y a Milito a buscar segunda jugada para atacar ya desde tres cuartos de campo. Si no había éxito, seguían diez jugadores por detrás de la línea de balón.
Mourinho conocía al Barça y sabía, ya lo reconoció en las semifinales del año pasado, que la posesión no era importante. Y vimos el "partido Mourinho", un Barcelona con posesión, sin llegada y muy horizontal y un Real Madrid que disparó más, que creó peligro a balón parado (8 corners a favor, 0 en contra) y que anuló, dentro de lo que cabe, el factor Messi. La estadística de la posesión no importaba, ese 29% de posesión que tuvo el Real Madrid durante el partido tenía como objetivo lanzar contras y buscar finalizaciones. Practicamente no hubo tres pases seguidos del equipo blanco 11 contra 11 y de haberlos realizado, seguramente el partido se hubiera perdido aunque suene raro.
El portugués contaba con otras ventajas individuales para jugar con la línea defensiva en la frontal del área, concretamente tres: Marcelo, Di María y Cristiano Ronaldo.
Cuando un equipo defiende muy bien pero no amenaza ofensivamente está muerto porque el rival acaba creandote superioridades ofensivas, pero cuando tus tres mejores jugadores en ataque tienen capacidad de crear peligro a 60 metros de la portería la balanza se equilibra. El peligro del Madrid podía darse también en conducciones largas y ese era el otro objetivo de Mourinho. Por eso colocó a Di María por la banda izquierda y Cristiano por la derecha. Si el Madrid tenía tiempo y espacio tras robo, en vez de buscar las espaldas como aquel Inter del año pasado, buscaba balón al píe de los extremos. Ni el argentino ni el portugués estuvieron acertados (y menos mal, porque tuvieron situaciones de uno contra uno que en otra cita pueden hacer mucho daño con planteamientos similares). Pero estaba Marcelo, otro jugador de características similares y que en una de las últimas internadas se metió dentro del área (dos contra uno de Ronaldo y Marcelo a Dani Alves) y provocó el penalti que daría el empate.
Conclusión
Desde el sábado he discutido por twitter y he leído crónicas de muchos de los periodistas del país. Muchos buenos, otros no tanto y casi todos cegados por los colores que sienten. Es curioso, por ejemplo, ver que los barcelonistas son los que más critican el planteamiento de Mourinho haciendo hincapié en que un equipo que tuvo a Butragueño y luego a Laudrup y luego a Zidane y antes a Di Stefano... no puede salir a jugar así en el Bernabeu.
Tópicos y más tópicos. El Madrid salió a competir y lo hizo con uno de los pocos planteamientos válidos para ganar al Barcelona. Seguramente el más acertado analizando rival, equipo, momentos, etc. Fue un planteamiento inteligente y para ganar. El Real Madrid, en ningún caso, salió a empatar como también dijeron muchos. Mourinho quería portería a cero, emparejar a sus extremos con los laterales y tener llegadas en momentos oportunos. Destacar también el buen trabajo en estrategía ofensiva, siempre decisivo en partidos equilibrados. Por su parte, el Barcelona dominó el balón durante todo el partido, pero no dominó el juego en todo momento.
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