Paisley, el triunfo de la sensatez
EL NOMBRE OLVIDADO DEL LIVERPOOL GLORIOSO
"Si usted está en el área y no sabe qué hacer con el balón, póngalo dentro de la red y luego estudiamos las otras opciones"
"Tenga en cuenta que yo estuve aquí en los malos tiempos también. Hubo un año que quedamos segundos"
Usaba zapatillas, se resguardaba del frío con una rebeca de lana y protegía su cabeza con una gorrilla desgastada cuando tenía que protegerse del sol. Su corpachón escondía los miedos de un tipo humilde. Bob Paisley no vestía como un héroe, pero su inteligencia mostró de él lo que su imagen disimulaba. Sólo su sentido común hizo posible que convirtiese en leyenda a un Liverpool que ya había cogido inercia hacia la gloria.
La herencia que le dejó Bill Shankly en 1974 se antojó demasiado peso para un manager novato. Había servido a los red como jugador, fisioterapeuta y entrenador. "Ni siquiera estoy seguro de que puedo hacerlo", dijo. Pero aceptó el reto de gobernar deportivamente el club y en nueve años ganó 19 títulos, entre ellos, tres Copas de Europa que aún lo mantienen como el técnico más laureado del torneo. Intuyó que con paciencia y psicología podría sacar todavía más provecho de una quinta de futbolistas cuya sed de triunfo podía estar saciada.
Kevin Keegan, una de las estrellas del equipo, confesó pasados los años que le sorprendió la forma en que Paisley se ganó el respeto del vestuario. "Con sensatez y trabajo se quedó con nosotros y aceptó las tácticas heredadas de Shankly. Supo implantar sus propias ideas gradualmente", comentó en una conversación con Robert Galvin publicada en el libro The Football Hall of Fame.
Respetó los sistemas de Bill Shankly pero sintió como un yugo su asistencia habitual a los entrenamientos. Le incomodó hasta tal punto que le pidió que no volviese a aparecer por Melwood ya que distraía a los chicos y mermaba su autoridad.
Para Bob Paisley era indispensable mantener la unión del grupo. Así se lo enseñó la vida. Nació en 1919, en el seno de una pequeña comunidad minera de Hetton le Hole, una aldea cercana aSunderland. Trabajó desde jovencito en las minas de carbón junto a sus tres hermanos y su padre. Conoció en su adolescencia el oficio de albañil… pero fue el fútbol el que le ofreció la manera de sentirse más útil.
Su destreza como jugador no pasó inadvertida en el pueblo. Entre los 11 y los 14 años fue la gran sensación del Eppleton, el equipo de su escuela con el que conquistó 17 trofeos. Sus días como futbolista profesional parecían arrancar definitivamente cuando elBishop Auckland se interesó por él. Destacó del tal forma queSunderland y Liverpool se disputaron su fichaje. El 8 de mayo de 1939 se presentó en las oficinas de Anfield.
La II Guerra Mundial cortó su trayectoria. Tenía 22 años cuando en 1941 y se vio obligado por el deber patrio. Se unió al Regimiento 73 de la Artillería Real y sirvió como uno más en el Octavo Ejército de Montgomery, las conocidas ratas del desierto que batallaron por el norte de África. Entre sus hazañas bélicas figura su concurso en la liberación de Roma, en 1944, al mando de un tanque aliado.
Acabada la guerra se marchó a vivir al condado de Merseyside, a Liverpool, ciudad natal de la gran parte de sus compañeros del frente. Se casó y volvió a jugar para los red. Sirvió esos colores hasta 1983.
Bob Paisley falleció en 1996, con 77 años, tras una larga lucha contra la enfermedad del Alzheimer. Ray Clemence, portero del Liverpool en la final de la Copa de Europa de 1981, le dedicó este recuerdo en The Independent: "Lo veo todavía en la víspera de aquella final frente al Real Madrid, tranquilamente paseando por el vestíbulo del lujoso hotel de París en que estábamos alojados; en zapatillas de andar por casa sobre las espesas alfombras y un ejemplar del Daily Mirror asomándole del bolsillo". Es la figura de un hombre común, pero nunca habrá otro como él. Lo dice Kenny Dalglish, la persona que ocupa ahora su puesto en el banquillo.
angel.liceras@marca.com
0 comentarios