¿QUÉ PASÓ CON... MARCELINO?
¿QUÉ PASÓ CON... MARCELINO?
Un ’Magnífico’ cabezazo
que vive ahora del ladrillo
Su gol a la URSS significó el primer título internacional de España, la Eurocopa de 1964. Integrante de los ‘Cinco Magníficos’ del Zaragoza, se decia ahora a jugar al golf y a gestionar su empresa de construcción de viviendas.
Su gol a la URSS en 1964 significó el primer título internacional de la selección española de fútbol · Formó parte de los ‘Cinco Magníficos’ y ganó cuatro títulos con el Zaragoza · Le gusta jugar al golf, aunque la mayor parte de su tiempo la dedica a gestionar su empresa de promoción y construcción de viviendas
Para triunfar tuvo que abandonar Galicia, región de la que salieron algunos de los jugadores más brillantes que ha dado el fútbol nacional. Hablamos de Marcelino, autor del gol de la victoria de España sobre la Unión Soviética en la final de la Eurocopa de 1964. Ese mismo año ganó la Copa del Generalísimo y la Copa de Ferias con el Zaragoza de los ‘Cinco Magníficos’, una generación legendaria de la que formó parte junto a Santos, Canario, Villa y Lapetra.
En la actualidad reside con Teté, su mujer, en Ares, localidad coruñesa que le vio nacer hace 71 años. Buena parte del tiempo lo dedica a su empresa de promoción y construcción de viviendas. El resto, a reunirse con sus amigos y a jugar al golf en el Club Campomar. Precisamente, en este lugar se reunió con MARCA para presenciar la final del Campeonato de Europa de 2008.
Hasta los 15 años, Marcelino estuvo interno en un seminario de Santiago de Compostela. Esa época dejó una profunda huella en su vida, pero también en su fútbol. Allí formó parte de la selección del centro. Ya destacaba en plena adolescencia, llegando a compartir terreno de juego con compañeros que casi le doblaban la edad.
Posteriormente, pasó por el Numancia de Ares, el Galicia Mugardos y el Racing de Ferrol antes de fichar por el Zaragoza. En la capital aragonesa permaneció 11 temporadas, algo impensable a día de hoy. Pudo haber ganado más en Italia, pero decidió quedarse a orillas del Ebro porque siempre ha pensado que el dinero no lo es todo en la vida. “Ahora, los colores de un equipo no importan nada. Los niños que destacan se los acaban llevando los clubes poderosos y, así, no hay manera de aferrarse a un sentimiento”, apunta.
“Ahora, los colores no importan. Los niños que destacan acaban en los poderosos y no hay manera de aferrarse a un sentimiento”, apunta, tras 11 años en el Zaragoza.
En 1966 participó en el Mundial de Inglaterra y conquistó su cuarto y último título, la Copa del Generalísimo. Fue 14 veces internacional y, además, sigue ostentando el récord de máximo realizador en la historia del conjunto maño (117 tantos).
A nivel deportivo, le entristece el mal momento que atraviesa el fútbol gallego, que dos décadas después se queda sin representantes en Primera división. Pero, como empresario, le duele aún más la delicada situación económica que vive el fútbol español. “Se han inflado los sueldos, y ahora es cuando empezamos a ver las consecuencias. No es de recibo que un entrenador se embolse 10 millones de euros por temporada. El fútbol tiene que reestructurarse. Es una empresa y, como tal, tiene que pagar sus impuestos y no gastar más de lo que tiene”, matiza.
Su soberbio cabezazo frente a la URSS en 1964, ante el que nada pudo hacer Lev Yashin, parece un logro menor si se compara con los recientes éxitos cosechados por La Roja. Pero lo cierto es que aquel gol cambió la historia de España y puso a nuestro país en el mapa internacional del deporte.
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