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Fútbol del Poniente Almeriense

El Bayern de Beckenbauer

 EQUIPOS DE LEYENDA

El Bayern de los 70 posa con una de las tres Copas de Europa que conquistó en aquella época

El Bayern de los 70 posa con una de las tres Copas de Europa que conquistó en aquella época

Del fútbol alemán siempre se ha destacado su enorme competitividad y la habilidad innata para ganar títulos cuando nadie lo esperaba. También la capacidad inherente de sus equipos de despertar antipatía entre los rivales. Dos ingredientes que, sin duda, originó el gran Bayern de Múnich de la década de los 70.

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Müller, Maier y Beckenbauer, la columna vertebral del glorioso Bayern de los 70

Un conjunto al que siempre se acusó de utilizar en exceso el factor suerte y contar con la ayuda inestimable del colectivo arbitral. Sin embargo, y más allá de la veracidad de esas acusaciones, el Bayern de mediados de los 70 marcó una época y un dominio nunca antes visto en un equipo teutón.

Ése Bayern absorbió las enseñanzas de hasta cuatro entrenadores y fue evolucionando con el paso de los años hasta presentar una plantilla tremendamente sólida donde el físico, la disciplina táctica y la infalible lectura del juego se puso al servicio de dos o tres talentos que otorgaron el salto de calidad y el factor diferencial adecuado para acostumbrarse a levantar títulos.

Es inevitable, por tanto, marcar el origen de este equipo de leyenda en la llegada del que sería el jugador más importante de su historia: Franz Beckenbauer. Uno de los pocos futbolistas para los que se inventó una nueva demarcación en el terreno de juego. Con él, apareció el líbero. Una posición que modificaba el prototipo de defensa conocido hasta entonces.

El ascenso y el despertar de Müller
El conjunto entrenador por aquel entonces por Zlatko Cajkovski militaba en la segunda alemana. Tras la reunificación de los distintos campeonatos en Alemania, el Bayern fue relegado a la categoría de plata, donde en su primer año finalizaron terceros. En la 64-65, el equipo muniqués asciende a la Bundesliga gracias a lo que más adelante se conocería como el Eje: Sepp Maier, Franz Beckenbauer y Gerd Müller.

Decisiva fue la entrada en el equipo de éste último. El delantero menudo, de constitución ancha, no contaba para Cajkovski, que a la llegada del punta al equipo llegó a protagonizar afirmaciones tan contundentes como, "¿Que voy a hacer yo en este equipo con un levantador de pesas?" o "No puedo colocar a un pequeño elefante entre purasangres". Pero una plaga de lesiones le otorgaron una oportunidad tras diez partidos en la grada. Aquel partido ante el Friburgo, donde anotó dos goles, marcó un antes y un después en la historia de ese Bayern. La temporada finalizó con el citado ascenso y la inestimable colaboración de aquel delantero rechoncho, que cerró la campaña con la friolera de 33 goles. El propio Beckenbauer, muchos años después, definió a la perfección la incidencia de Müller en el club bávaro: "El Bayern es actualmente lo que es gracias a Gerd Müller y sus goles".

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El Bayern de Udo Lattek con una de sus Bundesligas

Así arrancó el mito de este Bayern, campeón de Copa al año siguiente y flamante conquistador de la Recopa en 1967. Un año después, Brnko Zebec se hacía con el mando del equipo alemán. El técnico yugoslavo llegó con el látigo en la mano y protagonizó una etapa de restricciones y férrea disciplina. Entre otras cosas, prohibió el consumo de cerveza a los jugadores. Medida impopular que terminaría dando sus frutos: el doblete de 1969 con la consecución de la Bundesliga y la Copa alemana.

En aquellos años, el Bayern se alterna el dominio doméstico con otro equipo mítico, los 'Potros de Monchengladbach'y vive otro relevo en el banquillo. Udo Lattek aterriza en Múnich y bajo su dirección llegan los retoques necesarios (Breitner, Hoeness...) para hacer al Bayern campeón de Europa.

En 1974 el equipo de Lattek se estrena en la competición continental con enormes dudas. Pasa la primera ronda tras eliminar al Atvidabergs sueco en los penaltis y mejora con el paso de los partidos. Dinamo de Dresden, CSKA y Ujpest Dozsa son doblegados por un Bayern cada vez más fiable que se encuentra con el Atlético de Madrid de Aragonés, Ufarte o Gárate en la final de Heysel. Un tanto del 'Sabio de Hortaleza' de falta en la prórroga parece apartar al Bayern de la gloria hasta que Schwarzenbeck sorprende a Reina con un disparo lejano. El definitivo empate da lugar a otro partido en el que los alemanes arrollan a los rojiblancos (4-0) con sendos dobletes de Hoeness y Müller. Europa se prepara para el reinado muniqués.

El inicio de la hegemonía bávara coincide con la consolidación del liderazgo de Beckenbauer, cerebro y pieza principal de la máquina teutona. Algo que sus propios compañeros reconocían sin paliativos. Valga la escueta definición que Schwarzenbeck hizo del 'Kaiser': "Franz Beckenbauer no miraba el balón, sino que lo percibía con el pie". Aunque el Bayern volvía a cambiar de entrenador, esta vez llegaba Dettmar Cramer, la auténtica dirección sobre el campo corría a cargo del propio Beckenbauer. Y bajo su batuta llega la segunda 'Orejona'. Esta vez el escenario es el Parque de los Príncipes y el rival el Leeds United. Dos goles de Roth y Müller deciden un partido en el que los ingleses se quejaron amargamente del arbitraje de Michel Kitabdjian. En ese encuentro, además, se comienza a forjar el final de este Bayern con la lesión de rodilla de Hoeness, que le obligaría a retirarse a los 27 años.

El broche de oro a esa etapa mágica llega un año después, en 1976. El Bayern logra su tercera, y quizá más difícil, Copa de Europa tras dejar en el camino a equipos potentes como el Benfica o el Real Madrid y superar al Saint Etienne en la final con el solitario tanto de Roth. Para cerrar el ciclo, y tras dos años en los que había decidido no disputar el torneo, gana la Copa Intercontinental ante el Cruzeiro al empatar en Brasil y ganar en casa con goles de Müller y Kapellmann.

Es la despedida perfecta para una generación de futbolistas única que decide afrontar la recta final de su carrera lejos de Múnich. Con la satisfacción del trabajo hecho y un legado único forjado, los Beckenbauer, Roth, Maier o Müller dan paso a los jóvenes valores del momento. Su sitio en la historia ya se lo había ganado.

jaime.rincon@marca.com

 

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