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Fútbol del Poniente Almeriense

Los potros de Mönchengladbach

 EQUIPOS DE LEYENDA

El Borussia Mönchengladbach de la década de los 70

El Borussia Mönchengladbach de la década de los 70

"El fútbol es un deporte que juegan once contra once y siempre gana Alemania". Esta sentencia, obra del inglés Gary Lineker, refleja las sensaciones que a lo largo de la historia han desprendido los equipos alemanes y, por extensión, el combinado nacional. No estarán muy de acuerdo en Mönchengladbach, donde el mejor equipo de su historia alcanzó el éxito en varias ocasiones pero se quedó a las puertas de reinar en Europa.

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Gunter Netzer charla con su técnico, Hennes Weisweiler

El conjunto alemán tuvo la mala suerte, como se verá a lo largo del reportaje, de coincidir con dos de los mejores equipos de la historia: el Bayern de Beckenbauer y elLiverpool de Paisley. Sólo esos desafortunados encuentros le apartaron de dominar Europa en la década de los años 70.

El Mönchengladbach fue la perfecta demostración de que los sueños de los modestos, a veces, se cumplen. En una ciudad con 200.000 habitantes, y por primera vez en la Bundesliga en 1965, tardó muy poco en montar un equipo de ensueño, joven y ambicioso, que plantó cara a los grandes del momento.

La etapa dorada arrancó bajo la dirección del genial Hennes Weisweiler, que fue capaz de dotar de un carácter y una disciplina inédita a un equipo plagado de jóvenes talentos como Berti VogtsRainer BonhofGunter Netzer Jupp Heynckes. Con ellos, llegaron las dos primeras Bundesligas, de manera consecutiva, en el 70 y el 71.

El 7-1 más injusto de la historia
Especialmente curiosa resultó la segunda, en la que se vivió una situación cómica y que afortunadamente para el Borussia no resultó decisiva para el campeonato. El Bremen visitaba el Bökelberg Stadium en la jornada 27 y en el minuto 88 se suspendía el choque al romperse el palo de una portería. Herbert Laumen, delantero del Gladbach, y Günter Bernard, portero del Bremen, caían sobre la red de la portería y el poste cedía de manera sorprendente. Al Gladbach le dieron el partido por perdido pero, a pesar de ello, terminaría proclamándose campeón por segunda vez en su historia.

El dominio en Alemania le llevó a la gran competición europea, donde la fortuna le fue esquiva. En una de las decisiones más polémicas de la historia de la Copa de Europa, en 1971, el equipo germano tuvo que repetir su partido de ida ante el Inter de Milán y caer posteriormente eliminado. El Gladbach le endosó un humillante 7-1 pero el impacto de un objeto en la cabeza del delantero del Inter, Boninsegna, en el minuto 30 provocó la repetición del choque en Berlín. Allí no se repitió el rodillo alemán y empataron sin goles para terminar perdiendo 4-2 en Italia. Hay quienes dicen que los italianos no se emplearon a fondo conscientes de que el partido no tendría validez, pero las imágenes de aquel choque hablan por si solas.

Tras la decepción llegaron varios años en blanco en los que el conjunto de Weisweiler se topó con la mejor versión del Bayern, liderado por Beckenbauer y el torpedo Müller, en Alemania y con el Liverpool de Keegan, en Europa. Ante los ’reds’ iniciaron su particular via crucis al caer en la final de la UEFA en 1973. Torneo que no se les resistiría dos años después. Ya sin Netzer, pero con los fichajes de Stielike y los daneses Jansen Simonsen, arrollarían al Twente en el partido de vuelta (0-0 en la ida) con un abultado 1-5 en el que Heynckes, con su ’hat-trick’, sería el gran protagonista.

Como anécdota de aquel partido, el meta del equipo holandés, el alemán Grob, es detenido en las horas previas al choque por no atender a sus dos primeras esposas. Finalmente pudo jugar pero ni él pudo evitar el rodillo alemán. Era la despedida de Weisweiler, que llegaría al banquillo del Barcelona la siguiente temporada.

Tomó el testigo el mítico Udo Lattek, con el que el Gladbach conquistaría tres ligas más y otra Copa de la UEFA. Sin embargo, ese equipo sería recordado por perder la final de la Copa de Europa ante el Liverpool de Keegan en 1977 y la Copa Intercontinental, ante la renuncia del conjunto ’red’, con Boca Juniors.

En un equipo que rebosaba talento con la claridad de Stielike, la profundidad de Heynckes y las genialidades de Simonsen, la decepción se instaló hasta 1979, cuando conquistó su segunda UEFA ante el Estrella Roja, ya sin Heynckes en el campo. Un año antes, nuevamente el Liverpool de Paisley les echaría de la Copa de Europa, esta vez en semifinales.

Con la salida de Simonsen, Balón de Oro en 1977, se da por cerrada una época única en Mönchengladbach con cinco ligas, dos Copas de la UEFA y dos Copas alemanas. Precisamente en el torneo del K.O se da la última decepción, cayendo ante el Bayern, en 1984, en la final en una tanda de penaltis en la que falló un joven Lothar Matthaus que un año después ficharía por el gigante alemán. Un triste final para un equipo que hace bueno ese dicho que asegura que "cualquier tiempo pasado fue mejor".

jaime.rincon@marca.com

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