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Fútbol del Poniente Almeriense

La Máquina de River Plate

EQUIPOS DE LEYENDA

Los integrantes de 'La 'Máquina' Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau

Los integrantes de 'La 'Máquina' Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau

 Juan Carlos Muñoz: 184 partidos - 39 goles · José Manuel Moreno: 321 partidos - 179 goles · Adolfo Pedernera: 288 partidos - 130 goles · Ángel Labruna: 514 partidos - 292 goles · Félix Loustau: 367 partidos - 101 goles

El éxito no es eterno. Una realidad que encuentra en el fútbol su máxima expresión. Etapas de leyenda, generaciones históricas o equipos míticos han visto como en sus geniales trayectorias hubo momentos para la decepción o la sorpresa. Cualquiera puede perder. Nadie es perfecto. Pero son esos momentos intermitentes de extrema lucidez o las fugaces apariciones de enorme plasticidad las que le otorgan tan difícil condición. Y así ocurrió con el River Plate de primeros de los 40. Efímero pero inolvidable.

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Pizarra que explica los movimientos del quinteto, guardada en el museo de River

'La Máquina', como le bautizaría el periodista Eduardo Lorenzo Borocotó tras una goleada sobre el Chacarita (6-2) en junio de 1942, sólo tuvo 18 partidos para demostrar su perfecto engranaje. Juan Carlos Muñoz, José Manuel 'el Charro' Moreno, Adolfo 'el Maestro' Pedernera, Ángel 'el Feo' Labruna y Félix 'Chaplin' Loustau apenas coincidieron en una veintena de partidos. Suficiente para dejar huella. Quizá la más grande en la historia del club de Millonarios.

Su fútbol de desborde y velocidad, cimentado en el juego de toque y constante movilidad sentó las bases de lo que hoy en día se conoce como el fútbol moderno. Dos mediapuntas, dos extremos y un delantero. O lo que es lo mismo, Muñoz y Pedernera como iniciadores, Moreno y Loustau en el papel de asistentes y Labruna como referente goleador.

La convivencia de estos cinco talentos en El Monumental duró realmente tres años, de 1942 a 1944, en los que River Plate ganó dos campeonatos. Bajo el mando de Renato Cesarini emergióese quinteto de leyenda que, curiosamente, jamás pudo juntarse en un clásico ante Boca. Pero eso ya es otra historia. Como decíamos, las aventuras de este mágico abanico de jugadores arrancó en 1942, concretamente un 28 de junio en el choque ante Platense en El Monumental. Fue la primera vez que los cinco se encontraron sobre el verde.

El verdadero origen
Sin embargo, hay que remontarse a la temporada anterior para encontrar el verdadero origen de 'La Máquina'. En ella, Cesarini 'marea' al gran Pedernera con continuos cambios de posiciones e incluso numerosas suplencias en favor de D'Alessandro o Deambrossi. Carlos Peucelle, el que más tarde sería considerado como el creador de ese majestuoso River, convence tras una enorme insistencia a Cesarini de situar al 'Maestro' en un posición más retrasada y en lugar de jugar de delantero le sitúa en lo que por entonces se conocía como un 'centroforward'. A pesar de ganar a Independiente (2-1), con gol de Pedernera incluido, Cesarini le devuelve al ostracismo. Se repite el episodio justa una vuelta después, de nuevo ante Independiente, y River gana 4-0 con tres tantos de Pedernera. 'La Máquina' arrancaba...

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Félix Loustau: 101 goles en 367 partidos con River

Con la llegada de Félix Loustau en 1942 se completa el pentagono de la soltura y la alegría, de las múltiples combinaciones y posesiones interminables, de los conocidos como 'Caballeros de la Angustia'. Un apodo que uno de sus protagonistas, Juan Carlos Muñoz, explicaba de esta manera: "Salíamos al campo y jugábamos nuestra táctica: tomad la bola, dámela a mí, una gambeta, esto, lo otro y el gol venía solo. Generalmente el gol tardaba en llegar y la angustia era porque los partidos no se definían pronto. Dentro del área claro que queríamos hacer gol, pero en el centro del campo nos divertíamos. No había prisa".

Junto a ellos, unos actores secundarios que también forjaron la historia de este River legendario. José Soriano, el portero y capitán, apodado 'el Caballero del Deporte' por sus buenos modales con los árbitros y el modelo que tomaría el mítico Amadeo Carrizo en sus inicios. También estaba Vaghi, pionero en hacer el fuera de juego, o Yácono, conocido como la 'Estampilla' por pegarse como tal al gran Chueco García en el día de su debut...futbolistas increíbles que se quedaron en segundo plano por meras cuestiones estéticas.

Un grupo peculiar
Por delante de ellos había un grupo pintoresco capaz de cualquier cosa, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Con la suficiente gallardía como para empatar con diez en La Bombonera para ganar el campeonato del 42 y la sorprendente naturalidad de reconocer, como en el caso del 'Charro' Moreno, su gusto por las salidas nocturnas. "Sí, me gusta la noche, ¿y qué? No me vengan con eso de que tome leche; la vez que tomé leche jugué mal".

Sus actuaciones, gestos, actitudes o declaraciones no dejaron indiferente a nadie. En la historia está ya, por ejemplo, la imagen de Labruna tapándose la nariz (en referencia a los bosteros) al pisar el césped de La Bombonera, Personajes peculiares como Loustau, al que Pedernera tuvo que ir un día a buscar a su casa minutos antes de un partido y se lo encontró barriendo el salón. "Es que me casé, ahora iba a comer algo y enseguida salgo para la cancha", le espetó el bueno de 'Chaplin'.

No tuvieron una hegemonía incontestable durante varios años ni amasaron títulos como otros equipos de época. Sencillamente, no les hizo falta para dejar una marca indeleble en la memoria de los aficionados argentinos. Fue, como bien apuntó el propio Renato Cesarini, "el mejor equipo que se pudo construir, una verdadera obra maestra".

jaime.rincon@marca.com

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